En mis uñas llevo sangre seca
renegrida que huele a usurpación;
con tímidas miradas me dan las espalda,
se cierran y se van esos ojos lánguidos
llenos de rabia tropezando entre si
-Amor, no se por que te asesine-
mis barbas se tuercen en el barro
porque ya mis piernas no respiran
y mis brazos perdieron todas las plumas
cuando la bala clavase su diente en el pecho
tronado, esparcido por toda la estación
-Ya no juego mas al amor, no mas-
segundos de hierro me alcanzan
y sigo pensando en su bien,
patean mi carne insensible
se sirven copas con mis lagrimas
pero siempre te quise de mas.
-Se que me perdonaras...-
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